lunes, 10 de junio de 2019

Ciudadanía, Democracia y Derechos Humanos



Introducción
De forma aparente la ciudadanía, la democracia y los derechos humanos están estrechamente vinculados, aunque hay que mencionar que existen diversos puntos de tensión, estos antagonismos implican la subordinación de la democracia a los derechos humanos y por consecuencia a la ciudadanía misma.
La ciudadanía como tal ejerce múltiples dimensiones, tales como la legal y la política, sin embargo, han de coincidir en que están basadas en principios y valores que excluyen la violencia para dar paso al dialogo como medio principal para la solución de problemas, educar a la ciudadanía implica educar en valores éticos y democráticos mismos que conllevan a una convivencia libre de prejuicios y empatía.
Se hará referencia a una historia de la vida real, relatada en la película Escritores de Libertad donde una maestra pone a prueba sus capacidades para reivindicar a alumnos violentos, racistas y en completa desunión a razonar e involucrarse más en los estudios para lograr graduarse.
La convivencia debe lograrse en medios ambientes no violentos, dado que la formación de un profesional debe incluir formación como ciudadano y como persona y que la formación ciudadana como tal debe ser un acto social que se realice en todos los lugares del mundo.
Sociedades más activas y críticas y progresivamente más sofisticadas tienen a su disposición más instrumentos para canalizar sus crecientes demandas participativas en diversos espacios o ámbitos políticos.




Desarrollo
El concepto de ciudadanía implica múltiples dimensiones, en principio tiene una dimensión legal, sin embargo también representa un ideal político igualitario y una referencia normativa para las lealtades colectivas, conlleva a una relación de pertenencia con una determinada comunidad política, una relación asegurada en términos jurídicos y también significa una forma de participación en los asuntos públicos, de esta forma se considera que se trata de una condición de estatus y una de práctica política.
Al respecto Marshall y Bottomore (1998) refieren que, “La ciudadanía es aquel estatus que se concede a los miembros de pleno derecho de una comunidad. Todo el que lo posee disfruta de igualdad tanto en los derechos como en las obligaciones que impone la propia concesión” (p. 37)
La ciudadanía representa, al estatus legal que toma los derechos que el individuo puede hacer valer frente al Estado.
Conde (2006) indica que, “La ciudadanía es un estatus político, pero también es una identidad cívico política…Implica amplias exigencias a los ciudadanos, pues planteo que éstos estarán interesados permanentemente en lo político” (p. 146).

En este orden de ideas Burraxais (2007) hace alusión a que la educación de la ciudadanía promueve el dialogo excluyendo la violencia, de tal forma que los desacuerdos deben de argumentarse y pactarse mediante el diálogo.

“Educar a la ciudadanía supone una educación en valores, en valores democráticos, en valores éticos, valores que nos van a ayudar a llevar a cabo acciones que van a ser acciones morales o éticas”. (Burraxais, 2007, p. 16)

En este sentido la educación ciudadana en la escuela es una tarea que se le atribuye formalmente al profesor, sin embargo, padres y madres de familia deben reflexionar en cómo están educando a la ciudadanía desde el hogar.

De acuerdo a Sher, Shamberg y Devito (2007) en la película Escritores de Libertad, la maestra nueva en un plantel donde impera el desorden, el caos, la violencia, el racismo, la violencia y la completa desunión, logra integrar a los estudiantes desalineados intentando enseñarles un poco más de literatura, arte y algo de historia, donde ella les muestra algo del interés de los alumnos con referencia a la literatura y el arte, les hace comparar que no son nada ellos y sus pandillas con los nazis, ya que ellos dominaron grandes territorios con odio, racismo y muerte, así como las pandillas, al final, logran graduarse y superarse.
La violencia no es ajena a la ciudadanía, sin embargo, los profesores deben hacer esfuerzos por canalizar esas energías negativas y transformarlas en algo positivo.
En los años recientes ha cobrado fuerza la discusión sobre el significado de la convivencia y cómo hacerla posible en climas no violentos y apegados a ciertos principios éticos. No se trata de un interés nuevo en realidad, pero es una efervescencia en parte alimentada por el debate público sobre los entornos de creciente violencia social en México y situaciones de violencia escolar ampliamente difundidas. (Landeros y Chávez, 2015, p.15).

Los retos de la sociedad del México actual exigen tomar decisiones al respecto, la violencia debe ser excluida para dar paso al dialogo como una medida de solución de problemas.
Atinadamente Martínez (2006) indica que, “Hoy, la formación de un buen profesional debe incluir su formación como ciudadano y como persona. Aunque la realidad demuestre lo contrario, el ideal debería ser éste” (p. 88). Ante tal realidad, la ciudadanía debe inclinar la balanza hacia la razón, la ética y la justicia.

Barba (2007) refiere que, “La educación ciudadana no es una actividad social y escolar que sólo deba atenderse en las sociedades no democráticas” (p. 53). Lo que hace suponer que es una necesidad en todos los lugares del mundo. La ciudadanía y su dimensión política, acerca al individuo a la participación política ciudadana y por consecuencia a la democracia.

En palabras de Oñate, (2005) indica que, “La ciudadanía, progresivamente más sofisticada, activa y crítica tiene, por tanto, a su disposición más instrumentos —diversificados— para canalizar sus crecientes demandas participativas en diversos espacios o ámbitos políticos diferenciados muy distintos de aquellos ámbitos fusionados de acción política” (p. 119).
De tal modo que, al evolucionar el pensamiento y las necesidades de la ciudadanía, surgen diversos instrumentos de participación política en los cuales se ejerce una de las características de la ciudanía en el marco legal y político.

De acuerdo a INE COLMEX (2014), “la ciudadanía como un concepto contemporáneo “implica pensar la participación como la forma en que se materializa la noción de ciudadanía en tanto el derecho a tener derechos” (p. 21)



Conclusiones

A modo de conclusión se ha de rescatar que a pesar de que existe diversidad de culturas, religiones, etnias que tienen distintas formas de ver la vida, el respeto es algo que no debe faltar en ninguna de ellas, la formación ciudadana provee de normas, valores y ética para evitar la violencia la discriminación para atender la inclusión social.
No discriminar al diferente, al que piensa distinto, al que vive en otra cultura y en general no discriminar a nadie, porque todos somos seres humanos únicos e irrepetibles, distintos, todos tenemos rostros, maneras y formas de hacer y de vivir.
Aprender que la formación de la ciudadanía debe implicar múltiples dimensiones donde los actores del entorno social son personas que merecen ser escuchados y no agredidos haciendo uso de violencia física, verbal o psicológica.
Comprender que todos tenemos un origen distinto, un pasado que aparentemente justifica nuestras acciones, sean buenas o no. Como educadores debemos educar a la ciudadanía, en un ambiente democrático donde prevalezcas los derechos humanos, mismos que son la principal defensa de los sujetos de la ciudadanía.





Referencias



Barba, B. (2007). Las (im) posibilidades de la educación ciudadana en México. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación(5), 51-69. Obtenido de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=55140504

Buxarrais, M. (2007). Educación ciudadana para el fortalecimiento de la cultura. Nuevos paradigmas, nuevos caminos., 11-27. Obtenido de http://portal.iedf.org.mx/biblioteca/descargas_forosC.php?id=37

Conde, S. (2006). Construir ciudadanía. Implicaciones para la educación formal. En Democracia y construcción de ciudadanía. Nuevos paradigmas, nuevos caminos, 145-146. Obtenido de http://portal.iedf.org.mx/biblioteca/foros/Memorias%20paradigmasWebOk.pdf

IFE COLMEX. (2014). Informe país sobre la calidad de la ciudadanía en Méico. IFE-Colmex, 19-22. Obtenido de http://www.ine.mx/archivos2/s/DECEYEC/EducacionCivica/ Informe_pais_calidad_ciudadania_IFE_FINAL.pdf

Landeros, L., & Chávez, C. (2015). Convivencia y disciplina en la escuela. Análisis de reglamentos escolares de México. Obtenido de INEE: México: http://publicaciones.inee.edu.mx/buscadorPub/P1/C/232/P1C232.pdf

Marshall, T., & Bottomore, T. (1950). Ciudadanía y clase social. Madrid: Alianza Editorial.

Martínez, M. (2006). Formación para la ciudadanía y educación superior. Revista Iberoamericana de Educación(42), 85-112. Obtenido de http://www.rieoei.org/rie42a05.pdf

Oñate, P. (2005). Particiáción política, partidos y nuevos movimientos sociales. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales XLVII, 103-135. Obtenido de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=42119406

Sher, S., Shamberg, M., Devito, D. (Productores), & LaGravenese, R. (Dirección). (2007). Escritores de Libertad [Película]. EU. Paramount Home Entertaiment.




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