Introducción
Sin lugar a dudas el
siglo XXI corresponde a una era en la que el contexto educativo en el nivel
básico, se encuentra en constante evolución; ser tradicional o innovador se ha
convertido en una apuesta hacia la mejora continua en los procesos de enseñanza
y aprendizaje, donde la innovación se ha de anteponer a cualquier paradigma
educativo si queremos adaptarnos a los retos que exige la sociedad.
En el
presente ensayo se presentan algunos indicios acerca de los retos y saberes
necesarios en la educación, tomando como directrices la complejidad, la
diversidad y la incertidumbre, además de retomar la profundización de
desigualdades y fragmentación sociocultural, el analfabetismo tecnológico que
este a su vez, incrementa las brechas del conocimiento, todo ello representan
los desafíos actuales que la escuela, los profesores y demás actores implicados
en la acción educativa se ven afectados en el proceso del cambio y la mejora.
En
este mismo orden de ideas los propósitos que se pretenden reconocer y enfatizar
son: la problematización los desafíos, los saberes, teorías, enfoques y
perspectivas que la guían e identifican en los contextos actuales. Por otra
parte, se ha de reconocer la necesidad de replantear en modo reflexivo a los
modelos actuales de la enseñanza, así mismo, observar de manera crítica y
propositiva los referentes para el cambio y la mejora en la educación básica.
Con base a lo anterior, se ha de involucrar de
manera pertinente y puntual los desafíos de la educación en el presente, los
saberes necesarios que exige la sociedad del siglo XXI como aprender a vivir
juntos, aprender a aprender y la construcción de aprendizajes relevantes, para
ello, se ha de observar desde una óptica reflexiva a las teorías y
perspectivas: cognitivista, artística, comprensiva y sociocomunicativa, los
paradigmas y perspectivas también ha de formar parte de esta amalgama del
conocimiento, y que serán sometidas a la observación reflexiva, la complejidad,
el aprendizaje situado y los propósitos de la formación docente, siendo además
parte de esta revisión minuciosa, los enfoques de las competencias desde la
perspectiva comprensiva, constructiva y holística.
Toda
esta matriz conceptual, permitirá alcanzar el cambio en la escuela básica, la
función docente, el currículo y los modelos actuales de enseñanza y
aprendizaje.
Si
bien, la práctica docente, particularmente en la educación básica, ha sido
testigo de cómo los estudiantes no muestran interés por las clases debido a que
no se involucran con el conocimiento que se les ofrece o porque no saben en que
aplicar dicho conocimiento. Es menester de los profesores facilitar que los
estudiantes aprendan por sí mismos, que surja esa necesidad de aprender.
Lo
anterior debería de lograrse siendo innovador en el aula, sin embargo, la
innovación es ir más allá que los docentes apliquen algo nuevo en el aula de
clase, como el uso de computadoras o medios virtuales, o cambiar los libros por
los foros o blogs. Innovar también significa cambiar el pensamiento por uno
crítico, analítico y reflexivo, generar otros ambientes de aprendizaje
colaborativo y cooperativo permitiendo el aprendizaje grupal, y dicho sea de
paso mejorar la interacción entre profesores y estudiantes.
En
este sentido, se comete, el error de concebir a la innovación como el empleo de
las TIC, en tanto se sigue haciendo lo mismo con las herramientas tecnológicas.
Innovar significa entre otras cosas, utilizar la evolución de las ciencias de
la educación de la mano de las TIC, además ser entendida como “un conjunto de
procesos, decisiones e intervenciones con su grado de intencionalidad y
sistematización” (Carbonell, 2002, p. 11).
Todo
ello no es en modo alguno tarea fácil, ya que se requiere de constancia y
tiempo para hacerlo una realidad palpable.
Ser un
profesor innovador, debe suponer romper las barreras de las prácticas
pedagógicas tradicionales, proponiendo y ejecutando propuestas alternativas a
los problemas pedagógicos, enfrentar los retos y desafíos que exige la educación
del siglo XXI
Como profesor es importante conocer la
metodología tradicional, los enfoques, los paradigmas, teorías y perspectivas y
emplear la innovación aunado a un pensamiento crítico, analítico, reflexivo y
propositivo para establecer estrategias y alternativas de aprendizaje
vinculadas con la innovación, de tal modo que se favorezcan las condiciones del
aprendizaje en los contextos actuales.
Desarrollo
Innovación
en la enseñanza
Partiendo de la
premisa, que la innovación se vincula con el cambio, en el contexto de la
educación, se ven involucrados diversos sujetos, tanto la institución, los
profesores y los estudiantes. Por lo antes expuesto, la innovación requiere
comprender sobre nuevas alternativas como resultado de involucrar a las
tecnologías de información y comunicación, permitiendo otras formas de
accionar. Respecto a la innovación, Carbonell (2002) propone una definición
“como la serie de intervenciones, decisiones y procesos, con cierto grado de
intencionalidad y sistematización que tratan de modificar actitudes, ideas,
culturas, contenidos, modelos y prácticas pedagógicas” (p. 17).
Cabe
mencionar que la puesta en marcha de éstas alternativas, se presentan en la
práctica docente en el nivel básico, sin embargo, en modo alguno no debe
entenderse como un accionar exclusivo de éste. Al respecto se ha observado en
docentes del nivel referido que, al aplicar la innovación, encuentran
resultados parciales, que en ciertas ocasiones resultan ineficaces a la hora de
alcanzar los objetivos. “…las innovaciones más sólidas y profundas encuentran
sus puntos de referencia en el pensamiento y en las prácticas de las pedagogías
progresistas, muy críticas tanto con el modelo de la pedagogía tradicional como
con las pedagogías activas psicologistas y espontaneístas”. (Carbonell, 2002,
p. 11)
Actualmente
la sociedad del conocimiento presenta su impacto en el terreno educativo al
vincular las tecnologías de información y comunicación, ya que de acuerdo a Díaz-Barriga (2005) “éstas
replantean el ejercicio de enseñar ” (p.
25). Es importante mencionar que dichas tecnologías no resuelven todos los
problemas del contexto educativo. Al respecto, sí es posible capacitarse en
competencias y habilidades tecnológicas, suponiendo todo ello solo una parte,
ya que debe priorizarse el análisis y la discriminación de la información
relevante para presentar una crítica a la misma, en este contexto “la capacidad
de discriminación se vuelve mucho más relevante” (Díaz-Barriga, 2005, p. 26).
Algunos
alumnos adolecen del desarrollo de las habilidades de síntesis y redacción por
lo que se dedican solo a copiar/pegar información.
Con estos supuestos sobre la
búsqueda y uso de la información, Carrión (2007) indica que:
La
información sólo se convierte en conocimiento cuando un individuo encuentra un
significado en los datos y les da un sentido. Este proceso, a su vez,
transforma la misma información en tanto que es resignificada y reinterpretada
a la luz de la experiencia que se tiene con ella. (p.3)
En este sentido, cabe hacer mención que, en el contexto actual,
la innovación, es una posibilidad para la inclusión de las tecnologías de
información y comunicación, tomando en consideración que “las innovaciones que
parten desde abajo, desde el propio colectivo docente, tienen más posibilidades
de éxito y continuidad que las que emanan desde arriba” (Carbonell, 2002, p.
27). La innovación que está orientada al campo de la educación viene a
significar según Carrión (2007), “mejorar lo que ya existe en el sentido
señalado por los ambientes sociales y laborales del mundo de hoy y del futuro
próximo” (p. 6).
De ahí, que presente una invitación a regresar al “ámbito de
la didáctica” con el propósito de que el profesor se encuentre en posición de
discutir, proponer, analizar y defender su actuar docente desde una mirada
reflexiva que permita enfrentar los desafíos y poner en acción los saberes
necesarios para la educación básica del presente siglo.
Concepciones didácticas entre la teoría y la práctica
En el marco
de las observaciones anteriores se ha de mencionar que, los objetivos de
aprendizaje: comprender y valorar las perspectivas fundamentales del
conocimiento didáctico y su proyección en la mejora de la práctica docente, se
han de “interpretar las diferentes concepciones de la Didáctica y construir un
marco propio de reflexión e indagación de la teoría y la práctica didáctica” (Medina
y Salvador, 2002, p. 41). Lo anterior supone que, la didáctica se ha de
vincular estrechamente entre la teoría y la práctica en el ejercicio docente,
proyectado sobre un beneficio en la mejora del proceso de enseñanza y
aprendizaje.
Para tales fines la didáctica requiere de un
marco epistemológico, un núcleo representativo de programas, líneas y núcleos
de investigación, la aplicación, diseño del currículum o del proceso de
enseñanza-aprendizaje, en este sentido, desde la perspectiva científico-tecnológica,
Medina y Salvador (2002) indican que, “una de las actividades de las
comunidades científicas, es construir y consolidar el saber en torno a
problemas y aspectos esenciales de los seres humanos y su realidad,
profundizando en las causas y descubriendo los efectos de tales causas” (p.
43). Ante ello, resulta pertinente mencionar que, la enseñanza de los saberes,
debe ir orientada a que los estudiantes apliquen los conocimientos en problemas
reales de su entorno, analizando las causas y efectos que los provocan, de tal
modo que sea capaz de proponer soluciones adecuadas de acuerdo al tipo de
contexto donde se involucre.
El aprendizaje situado
La
escuela tiene actualmente el imperativo de contribuir a que los alumnos
desarrollen una inteligencia crítica, además que las finalidades de la
educación como los criterios pedagógicos en vigor, remiten directamente al
contexto social e implican de una u otra manera al aprendizaje situado, el cual
es entendido genéricamente como una forma de crear significado desde las
actividades cotiddianas de la vida diaria, todo ello es entendido como el
resultado de la relación dinámica que se establece entre quien aprende y el
entorno sociocultural en el que ejerce su acción o actividad.
Sagástegui (2002) propone que “todo proceso
cognoscitivo ocurre a través de prácticas sociales ubicadas en un determinado
contexto social y simbólico, en donde diferentes personas intervienen de manera
directa o indirecta” (p. 32). De este modo la cognición se lleva a cabo en
actividades desarrolladas en contacto con la sociedad y con mediaciones
culturales que se ven ligadas grupalmente, lenguajes, símbolos,
representaciones, medios e instrumentos. Todas estas consecuencias del
redimensionamiento de la cognición son considerables para la educación.
En
este orden de ideas, lo que ya estaba establecido sobre la actividad educativa
escolar se trastocó, para obrar en consecuencia, objetivos y prácticas
escolares requieren contextualizar la actividad, el conocimiento y el
aprendizaje. De esta forma la autora refiere que la cognición situada invierte
la unidad de análisis al hacer hincapié en la capacidad de la actividad social
para modelar la cognición, la cual es la actividad donde los agentes, la
situación, la cognición y la realidad toman forma y se constituyen mutuamente.
El
carácter situado de la cognición es el reconocimiento de la naturaleza
necesariamente indeterminada de la actividad humana y de su poder creador”
(Sagástegui, 2002, p. 33), en otras palabras, las formas en como se asumen los
problemas son dependientes del signifcado atribuido por las personas a sus
experiencias y crean la forma en que sus saberes se construyen, se modifican y
se ponen en juego, siempre en función de una situación concreta. El aprendizaje
es siempre situado, las actividades involucradas en los contextos de
experiencias mas complejos o más banales de las personas consisten
principalmente en plantear dilemas y problemas.
De las competencias o el
pensamiento práctico
Las
competencias conductistas son fragmentadas, mecánicas y sumativas, de acuerdo a
la OCDE (2002), ser
competente es ser capaz de responder a demandas complejas y llevar a cabo
tareas diversas de forma adecuada , de este modo el autor sigue indicando sobre las
competencias como observa con PISA, la cual indica que la competencia se
demuestra cuando se aplican los conocimientos adquiridos a las tareas y retos
cotidianos y a los entornos extraescolares, previa valoración de distintas
opciones y toma de decisiones.
Los retos educativos en la sociedad basada en la
información, demuestra que la era de la información, exige competencias de
adquisición, uso, análisis, creación y comunicación de la información; por otra
parte, la nueva función de la escuela no consiste ya en la cantidad de
información, sino la calidad de la misma. Desarrollar la capacidad de
entenderla, procesarla, seleccionarla, organizarla y transformarla en
conocimientos, al respecto Pérez (2008) indica que:
Los
sistemas educativos, por tanto, afrontan, en las democracias actuales, dos
grandes retos que están íntimamente relacionados: por un lado, consolidar una
escuela comprensiva que permita el máximo desarrollo de las capacidades de cada
persona, respetando la diversidad y asegurando la equidad de acceso a la
educación y compensando las desigualdades; por otro, favorecer la formación de
sujetos autónomos, capaces de tomar decisiones informadas sobre su propia vida
y de participar de manera relativamente autónoma en la vida profesional y
social. (p. 64).
De este modo no hay que olvidar que los sistemas educativos
contemporáneos tienen que afrontar un inevitable dilema, apoyar en la
investigación y preparar a los individuos y grupos a manejar y vivir inmersos
en tales contextos de complejidad e incertidumbre.
De acuerdo a lo anterior se aborda el aprendizaje
relevante, la construcción de significados y la formación del conocimiento,
indicando que, por medio de la socialización la persona, desarrolla sus
habilidades, conocimientos, esquemas de pensamiento, actitudes afectos y formas
de comportamiento
De los siete saberes necesarios para la
educación del futuro
En
el contexto actual existen problemas centrales o fundamentales que permanecen
por completo ignorados u olvidados, mismos que son necesarios para enseñar en
el siglo XXI. De acuerdo a Morín (1999), “hay siete saberes fundamentales que
la educación del futuro debería tratar en cualquier sociedad y en cualquier
cultura sin excepción alguna ni rechazo según los usos y las reglas propias de
cada sociedad y de cada cultura” (p. 1).
De acuerdo a lo anterior, se debe situar la condición
humana, la cual, no es provisional, sino que enfrenta diversos misterios
concernientes a todo lo que lo rodea, incluyendo el nacimiento del ser humano.
Los sietes saberes que propone son: enfrentar las cegueras del conocimiento,
alimentar los principios de un conocimiento pertinente, enseñar la condición
humana, enseñar la identidad terrenal, enfrentar las incertidumbres, enseñar la
comprensión y cultivar la ética del género humano.
Con base a lo anterior, se puede internar con clara
profundidad en los rincones secretos del ser humano y construir una serie de
redes o bucles para representar el mapa de la compleja condición humana.
La docencia está preparada para la enseñanza, sin embargo,
aún no queda claro el aspecto del aprendizaje y esto conlleva a conocer el
aspecto humano que hace a cada individuo único e irrepetible, el cual fomenta a
su vez las barreras del conocimiento
Conclusiones
Los
desafíos que exigen la sociedad del conocimiento del siglo XXI, deben ser
afrontados desde diversas dimensiones, comprender conceptos complicados de
entender y que corresponden a procesos que han evolucionado a través del
tiempo, considerar las competencias, los enfoques, las teorías, la práctica, el
aprendizaje situado, la innovación, todos estos aspectos como una amalgama que
contribuye al objetivo principal del proceso de enseñanza y aprendizaje.
La enseñanza debe estar situada bajo un
contexto específico, mismo que de la mano de la experiencia conlleven a soluciones
viables y reales, adaptando los modelos pedagógicos a las necesidades actuales.
Los modelos pedagógicos que rigen el ámbito educativo actual, deben ser
coadyuvados por el aprendizaje situado, mismo que involucra el entorno social,
las experiencias pasadas, el desarrollo de actividades cotidianas, es decir
aplicar la cognición a diversos problemas con el apoyo de la experiencia, ajustándose
de una forma específica al contexto social. Esto es, un proceso único, matizado
por la experiencia personal que se hace evidente en el lenguaje, en nuestras
decisiones y pensamientos y sobre todo en el estilo de la interacción que
construimos con los demás.
Referencias bibliográficas
Carbonell, J. (2002). La aventura de innovar. El cambio en
la escuela. Madrid: Morata.
Carrión, C. (2007). Pedagogía para la sociedad del
conocimiento. UNESCO.
Diaz-Barrga, A. (2005). El profesor de educación superior
frente a las demandas de los nuevos debates educativos. Perfiles Educativos,
9-30.
Medina, A., & Salvador, F. (2002). Didáctica General.
Madrid: Pearson Educación.
Morín, E. (1999). Los Sietes Saberes Necesarios para la
Educación del Futuro. (M. Vallejo-Gómez, Trad.) Francia: UNESCO. Obtenido
de http://unesdoc.unesco.org/images/0011/001177/117740so.pdf
Pérez, Á. (2008). ¿Competencias o pensamiento práctico? La
construcción de los significados de representación y de acción. Madrid: Morata.
Sagástegui, D. (febrero-julio de 2004). Una apuesta por la
cultura: el aprendizaje situado. Revista Electrónica Sinéctica,(24),
30-39. Obtenido de http://www.redalyc.org/pdf/998/99815918005.pdf