Sin
lugar a dudas el siglo XXI corresponde a una era en la que el contexto
educativo se encuentra en constante evolución; ser tradicional o innovador se
ha convertido en una apuesta hacia la mejora continua en los procesos de
enseñanza y aprendizaje, donde la innovación se ha de anteponer a cualquier
paradigma educativo si queremos adaptarnos a los retos que exige la sociedad.
En el presente trabajo se presentan algunos indicios acerca
de la innovación, los cuales son referidos a cambios, reformas, sociedad del
conocimiento y a la aplicación de la tecnología de información y comunicación,
se incluye además lo referente al aprendizaje cooperativo, mismo que los
profesores deberían de emplear como una estrategia didáctica que pretende como
objetivo principal el aprendizaje significativo.
A
veces como docentes presumimos el uso de la estrategia de grupo cooperativo,
aunque los resultados con frecuencia no son los esperados.
Si bien, la práctica docente (particularmente en la
educación superior) ha sido testigo de cómo nuestros alumnos no muestran
interés por nuestras clases debido a que no se involucran con el conocimiento
que se les ofrece o porque no saben en que aplicar dicho conocimiento. Es
menester de los profesores facilitar que los estudiantes aprendan por sí
mismos, que surja esa necesidad de aprender.
Lo anterior debería de lograrse siendo innovador en el
aula, sin embargo, la innovación es ir más allá que los docentes apliquen algo
nuevo en el aula de clase, como el uso de computadoras o medios virtuales, o
cambiar los libros por los foros o blogs informáticos. Innovar también
significa cambiar el pensamiento por uno crítico, analítico y reflexivo,
generar otros ambientes de aprendizaje colaborativo y cooperativo permitiendo
el aprendizaje grupal, y dicho sea de paso mejorar la interacción entre
profesores y estudiantes.
En este sentido cometemos el error de concebir a la
innovación como el empleo de las TIC, en tanto se sigue haciendo lo mismo con
las herramientas tecnológicas. Innovar significa entre otras cosas, utilizar la
evolución de las ciencias de la educación de la mano de las TIC, además ser
entendida como un conjunto de procesos, decisiones e intervenciones con su
grado de intencionalidad y sistematización. Todo ello no es en modo alguno
tarea fácil, ya que se requiere de constancia y tiempo para hacerlo una
realidad palpable.
Ser un profesor innovador desde mi ejercicio docente en
educación superior, debe suponer romper las barreras de las prácticas
pedagógicas tradicionales, proponiendo y ejecutando propuestas alternativas a
los problemas pedagógicos, para ello como docente he de contar con la
experiencia y conocimientos sobre los contenidos disciplinares y una formación
académica (Maestría en Ciencias de la Educación) que permita generar cambios
orientados en dotar de herramientas y estrategias a los estudiantes que le
faciliten a aprender a aprender.
Como profesor universitario es importante
conocer la metodología tradicional y emplear la innovación para establecer
estrategias alternativas de aprendizaje, de tal modo que se favorezcan las
condiciones del aprendizaje de los estudiantes. A manera de paréntesis he de
mencionar que, la práctica docente no finaliza al poner un pie fuera del aula
de clases, sino que seguimos ejerciendo dicha función incluso en nuestro hogar,
preparando material, consultando bibliografía, desarrollando actividades que
faciliten alcanzar los objetivos temáticos de cada asignatura, revisar tareas,
evaluaciones y ofrecer asesorías mediante las comunidades virtuales.
Por lo anterior, como profesores nos vemos
obligados a dedicar parte de nuestro tiempo personal para buscar información,
para incorporarla como un elemento nuevo en la bibliografía de alguna
asignatura, para ello debemos tener capacidad para discriminar la abundante
información que encontramos en internet, pues todo conocimiento esta propenso
al error y a la ilusión.
El uso de las comunidades virtuales como se
indicó párrafos atrás, viene a facilitar la práctica docente, de ello son
protagonistas las tecnologías de información y comunicación sin las cuales, el
ejercicio docente no daría ese salto de lo tradicional a la innovación.
Desarrollo
Estaremos de acuerdo que la innovación se vincula con el
cambio, en el contexto de la educación, se ven involucrados diversos sujetos,
tanto la institución, los profesores y los estudiantes. Bajo esta premisa, la
innovación requiere comprender sobre nuevas alternativas como resultado de
involucrar a las tecnologías de información y comunicación, permitiendo otras
formas de accionar. Respecto a la innovación, Carbonell (2002) propone una
definición “como la serie de intervenciones, decisiones y procesos, con cierto
grado de intencionalidad y sistematización que tratan de modificar actitudes,
ideas, culturas, contenidos, modelos y prácticas pedagógicas” (p. 17).
Cabe mencionar que la puesta en marcha de éstas
alternativas, se presentan en mi práctica docente en el nivel superior, sin
embargo, en modo alguno debe entenderse como un accionar exclusivo de éste. A
modo personal, he observado que mis compañeros profesores al aplicar la
innovación, encuentran resultados parciales, que en ciertas ocasiones resultan
ineficaces a la hora de alcanzar los objetivos. “…las innovaciones más sólidas
y profundas encuentran sus puntos de referencia en el pensamiento y en las
prácticas de las pedagogías progresistas, muy críticas tanto con el modelo de
la pedagogía tradicional como con las pedagogías activas psicologistas y espontaneístas”.
(Carbonell, 2002, p. 11)
Actualmente la sociedad del conocimiento presenta su
impacto en el terreno educativo al vincular las tecnologías de información y
comunicación, ya que éstas replantean el ejercicio de enseñar. Es importante
mencionar que dichas tecnologías no resuelven todos los problemas del contexto
educativo. Al respecto, sí es posible capacitarse en competencias y habilidades
tecnológicas, suponiendo todo ello solo una parte, ya que debe priorizarse el
análisis y la discriminación de la información relevante para presentar una
crítica a la misma, en este contexto “la capacidad de discriminación se vuelve
mucho más relevante” (Díaz-Barriga, 2005, p. 26).
Algunos alumnos adolecen del desarrollo de las habilidades
de síntesis y redacción por lo que se dedican solo a copiar/pegar información.
Con estos supuestos sobre la búsqueda y
uso de la información, Carrión (2007) indica que:
La
información sólo se convierte en conocimiento cuando un individuo encuentra un
significado en los datos y les da un sentido. Este proceso, a su vez,
transforma la misma información en tanto que es resignificada y reinterpretada
a la luz de la experiencia que se tiene con ella. (p.3)
En este sentido, cabe
hacer mención que, en el contexto de la innovación, es una posibilidad la
inclusión de las tecnologías de información y comunicación, tomando en
consideración que “las innovaciones que parten desde abajo, desde el propio
colectivo docente, tienen más posibilidades de éxito y continuidad que las que
emanan desde arriba” (Carbonell, 2002, p. 27).
La innovación que está
orientada al campo de la educación viene a significar según Carrión (2007),
“mejorar lo que ya existe en el sentido señalado por los ambientes sociales y
laborales del mundo de hoy y del futuro próximo” (p. 6).
Al respecto, resulta importante incluir la opinión de Díaz
Barriga (2005) referente a las diversas propuestas sobre innovación que han
tenido su impacto en la enseñanza de nuestro país y que no han logrado
concretarse en el trabajo escolar. Al mismo tiempo invita a reflexionar sobre
lo que está ocurriendo con la práctica del profesor, especialmente en la
educación superior, por ejemplo, lo concerniente a las exigencias de que es
objeto, en aras de incursionar en el terreno de la innovación, abonando a “una
amplia negación de la didáctica” (p. 18).
De ahí, que presente una invitación a regresar al “ámbito de
la didáctica” con el propósito que el profesor se encuentre en posición de
discutir, proponer y defender su actuar docente.
Así mismo,
señala que no es una presunción hacer referencia a Comenio, puesto que:
…el fundador de la didáctica consideraba que el núcleo
central de la habilidad profesional del docente residía en el conjunto de
decisiones que éste habrá de tomar con relación al método de enseñanza…casi
podríamos afirmar que sin didáctica no hay forma de que una persona realice su
trabajo docente. (Díaz-Barriga, 2005; 12)
Y es precisamente en esta gran diversidad de propuestas en
relación con la educación, referidas con el actuar de la enseñanza, que los
docentes debemos estar atentos si éstas son resultado de la innovación o son
planteamientos que reconsideran algunas aportaciones importantes.
Este trabajo, hace mención a las teorías psicológicas
propuestas por Díaz-Barriga, especialmente al constructivismo; considerando
que, la mayoría de las propuestas de actualidad se encuentran interesadas tanto
en los procesos como en la resolución de problemas de aprendizaje por parte del
profesor. De tal modo que es pertinente también mencionar el conductismo como
la vieja tradición transmisionista en educación la cual en palabras de
Hernández-Rojas (2008), “se sustenta en un magistrocentrismo y se considera que
el profesor es el poseedor y depositario del conocimiento, el cual se imparte a
los alumnos por medio de un verbalismo exacerbado” (p. 39), y “que una
implicación general subyacente en todos los constructivismos, es el
reconocimiento del papel activo otorgado a los alumnos y a su actividad constructiva
dentro del proceso de enseñanza y
aprendizaje” (p. 70).
Sin embargo, aún con esta diversidad de posiciones, quien
debe efectuar las decisiones en cuanto al posicionamiento de su actuar al
interior del aula sigue siendo el docente, además de elegir los principios
didácticos con los cuales acompañará su metodología y estrategias, con el
objetivo fundamental de favorecer las condiciones del aprendizaje. Es así que,
con la intención de resultar coherente al elegir las estrategias didácticas
desde la posición constructivista, se incorpora el aprendizaje cooperativo en
el aula.
El aprendizaje cooperativo de acuerdo a Johnson, Johnson y
Holubec (1999), “es el empleo didáctico de grupos reducidos en los que los
alumnos trabajan juntos para maximizar su propio aprendizaje y el de los demás”
(p. 14).
En este tipo de aprendizaje, la acción de cooperación se
refiere a trabajar juntos para alcanzar objetivos comunes. Los autores, en
mención, consideran que de forma didáctica se utilizan los grupos reducidos,
donde los estudiantes trabajan juntos para maximizar su propio aprendizaje y el
de los demás.
En el ejercicio de esta estrategia didáctica, es necesario
definir que la intención de la división de tareas debe posibilitar que los
aportes individuales beneficien al grupo, por lo tanto, el docente debe centrar
su atención en el grupo de estudiantes con el propósito de compartir objetivos
definidos, es decir, cada uno de los integrantes del grupo tiene señalada una
tarea específica en el proyecto, realizando una tarea individual.
El aprendizaje cooperativo, demanda tanto del conocimiento
como de la ejercitación del docente, así mismo de la promoción de las
condiciones y de los requerimientos de participación por ambos actores del
proceso educativo: docentes y estudiantes.
El profesor necesita utilizar esquemas puntuales que le
permitan y faciliten la interacción con el grupo, en el entendido que la puesta
en práctica de un grupo cooperativo, no es aplicar la magia, en palabras de
Johnson, Johnson y Holubec (1999) refieren que:
Algunos tipos de grupos facilitan el aprendizaje de los
alumnos y mejoran la calidad de vida en el aula. Otros entorpecen el
aprendizaje y provocan insatisfacción y falta de armonía en la clase. Para
manejar con eficacia los grupos de aprendizaje, el docente debe saber qué es y
qué no es un grupo cooperativo. (p. 16)
En su mayoría, los docentes podemos opinar que en la
práctica cotidiana utilizamos la estrategia de grupo cooperativo. Sin embargo,
es honesto mencionar que no siempre se obtienen los resultados esperados, ya
sea por confiar en la experiencia o por ignorar que existe una diversidad de
grupos de aprendizaje.
Los elementos de permanencia y recambio en la práctica
docente, entre lo tradicional y la innovación, vienen a formar una amalgama
pedagógica que, puesta en marcha propician elementos suficientes para que el
proceso de enseñanza y aprendizaje sea eficaz en alcanzar los objetivos.
Solo la vinculación entre aprendizaje y metodología de
enseñanza le permitirán al docente establecer estrategias diferentes de
aprendizaje, con la única condición de buscar favorecer las condiciones del
aprendizaje (Díaz-Barriga, 2005, p. 12)
La elección de la estrategia y la metodología de enseñanza,
corresponde a cada profesor, comprender que cada escenario es distinto, aunque
los actores sean los mismos, puede ser la misma asignatura, el mismo profesor,
los mismos alumnos, pero en días distintos, y ese factor ya hace la diferencia
en cuanto al estado de ánimo con el que van los estudiantes, lo cual les
permite captar de maneras distintas lo que el profesor intenta transmitir.
Los profesores en la educación superior, no dejamos de
ejercer la función docente al concluir nuestra jornada laboral, seguimos siendo
docentes en el camino hacia casa, analizando que objetivos fueron alcanzados en
clase, cuáles han sido las barreras y limitantes para lograrlos, que podemos
cambiar, pues no podemos esperar resultados distintos si seguimos haciendo lo
mismo, es decir, nos tomamos enserio (algunos) nuestro papel como facilitadores
del conocimiento, buscamos estar actualizados para no quedarnos en lo
tradicional sino innovar, mejorar lo que ya tenemos, capacitarnos en las
tecnologías de información y comunicación, dedicar tiempo para escudriñar el
mundo del internet y seleccionar adecuadamente la información que se requiere
para hacer un buen uso de ella en clase.
De
acuerdo a Díaz-Barriga (2005):
El
profesor se verá obligado a dedicar parte de su tiempo a buscar información en
internet, no sólo para conocer el tipo de información en internet, no sólo para
conocer el tipo de información a la que se puede acceder desde estos lugares,
sino para incorporarla como elemento nuevo en la bibliografía de algún curso.
(p. 26)
No basta con solo buscar y
seleccionar el primer resultado de la lista de opciones, se ha de verificar la
procedencia y el contenido de cada artículo que se puedan aplicar en el
contexto de la asignatura que se imparte, de tal modo que esta beneficie el
acervo cognitivo del estudiante.
Dentro de mi práctica docente, el manejo de ambientes
virtuales suele ser con frecuencia un apoyo para concebir el contacto constante
con los estudiantes, de tal modo que, si por causas ajenas a lo planeado la
clase se ve interrumpida, los alumnos pueden tener una extensión de mi tiempo
para asesorarlos o dirigir las actividades extra áulicas Por ello se debe
comprender a las comunidades virtuales de aprendizaje como una propuesta para
la enseñanza del nivel superior, que en palabras de Carrión (2001), son
“sistemas funcionales específicos, autorreferidos y que tienen capacidad de
reproducción” (p. 5).
Generalmente los docentes impartimos las mismas materias a
los grupos de semestres iniciales, de tal modo que tenemos la oportunidad de
innovar, es decir mejorar lo que ya hemos hecho en busca de mejores resultados,
ser sujetos de recibir críticas constructivas en beneficio de la mejora
continua en los procesos educativos.
Los docentes debemos ser capaces de generar ambientes de
trabajo en campos virtuales, que permitan suprimir la distancia y el tiempo de
contacto entre el profesor y el estudiante y entre los mismos estudiantes,
foros que permitan construir y reflexionar sus respuestas y al mismo tiempo
leer los comentarios de los demás participantes del grupo, adherir aportes,
corregir lo ya existente o eliminar lo innecesario.
Todo ello se realiza en mi práctica docente, en la
educación superior, pretendiendo conservar los elementos tradicionales,
adaptándolos a las nuevas necesidades del siglo XXI, de cara a las necesidades
de la sociedad del conocimiento donde la innovación es la llave hacia el
futuro.
Conclusiones
Tomando en cuenta las
fuentes consultadas, respecto al aprendizaje cooperativo, ciertamente se
requiere de una organización por parte del profesor para su ejercicio en la
práctica docente, necesitando de la responsabilidad y compromiso adquiridos por
parte de los actores involucrados en este proceso.
Dicha acción, debe partir
del trabajo colegiado como el conocimiento de los programas de curso, la
estructuración y organización de los mismos, con la intención de efectuar su
análisis e incorporar el aprendizaje cooperativo como una estrategia didáctica.
No obstante, la presencia
de una gran diversidad de tipos de grupos cooperativos, no se puede negar que
su elección y ejercicio dependen de la personalidad y estilo del docente, así
como de los propósitos educativos que haya establecido en la dinámica de
trabajo, el nivel educativo donde se desempeñe, la disciplina de estudio, el
ritmo y las condiciones de trabajo.
De ahí, que se coincida con Díaz (2005), cuando señala que
no existen cursos iguales, por lo tanto “no hay maestros iguales y no hay grupos
de estudiantes iguales” (p. 30).
Bibliografía
de Consulta
Carbonell,
J. (2002). La aventura de innovar. El cambio en la escuela. Madrid:
Morata.
Carrión,
C. (2007). Pedagogía para la sociedad del conocimiento. UNESCO.
Carrión,
C. (2011). La educación en la sociedad del conocimiento. UNESCO.
Diaz-Barrga,
A. (2005). El profesor de educación superior frente a las demandas de los
nuevos debates educativos. Perfiles Educativos, 9-30.
Hernández-Rojas,
G. (2008). Los constructivismos y sus implicaciones para la educación. Perfiles
Educativos, 38-77.
Johnson,
D., R., J., & Holubec, E. (1999). El aprendizaje cooperativo en el
aula. Buenos Aires: Paidós.