Reseña crítica sobre el artículo del Doctor en Psicología
de la Educación Gerardo Hernández Rojas Los constructivismos y sus implicaciones
para la educación, publicado en la Revista Perfiles Educativos, Volumen XXX,
núm. 122, UNAM, México, 2008. Hernández Rojas, presenta un análisis sobre siete
prepuestas constructivistas (constructivismo epistemológico; los constructivismos,
la psicología y la educación; constructivismo psicogenético piagetiano, constructivismo
cognitivo, constructivismo social o sociocultural, constructivismo radical y construccionismo
social) y sus perspectivas educativas en relación con las epistemológicas y ontológicas,
con una individualización de las implicaciones y aportaciones educativas, estableciendo
sus semejanzas y diferencias mientras propone algunos criterios para su clasificación.
De acuerdo a Hernández Rojas, la formación de muchas
generaciones del siglo pasado fue concebida bajo una visión empirista y asociacionista
del conocimiento y el aprendizaje que hoy en día llamamos teorías conductistas.
Este paradigma del aprendizaje, enfocado en los cambios de conducta del sujeto,
consolidó el enfoque educativo donde la enseñanza y el aprendizaje se consideran
la integración de un acto de transmisión–reproducción de contenidos conceptuales,
donde el maestro es la figura principal del fenómeno educativo. Así mismo, el maestro
es considerado poseedor absoluto del conocimiento que es transmitido de forma verbal
y evaluado en los alumnos (quien aparece como lo menciona Freire en la educación
del oprimido como meros depositarios de la información), de forma memorística acorde
a la fidelidad en la reproducción de los contenidos.
El autor hace referencia a las bases de datos PSYCINFO
(Psychological Information), IRESIE (Índice de Revistas de Educación Superior
de Investigación Educativa) y ERIC (Education Resources Information Center)
con las que analiza y mesura el incremento de las publicaciones en revistas de investigación
psicológica y educativa a nivel mundial sobre constructivismo.
Los diversos constructivismos
En el constructivismo epistemológico, el Dr.
Hernández refiere que el ser humano deja de ser un receptáculo pasivo (p. 41), adquiriendo
el conocimiento como producto de la actividad cognitiva, experiencial y subjetiva
del sujeto; el conocimiento es altamente dependiente del sujeto, su actividad y
el contexto en donde éste se genera. A diferencia del hacer en sentido de conducta
observable como el conductismo, en el constructivismo se puede realizar una importante
actividad constructiva, aunque en apariencia se esté haciendo poco en el plano de
la conducta, se puede efectuar la construcción del conocimiento aun cuando se realicen
demasiadas actividades en conjunción con otras personas de manera presente o distante.
Los constructivismos, la psicología y
la educación. Estas posturas constructivistas están de acuerdo en su forma
general donde el sujeto cognoscente realiza importantes aportaciones al acto de
conocer; sin embargo, existen diferencias en cuanto a las explicaciones sobre quién
es el que construye, qué y cómo es lo que se construye. Así mismo, delimitan un
rechazo hacia la actitud de validar el conocimiento como mero reflejo de la realidad
desaprobando la postura empirista, realista y conductista que cataloga al mejor
conocimiento como la reproducción con mayor fidelidad.
En ellas se plantea al sujeto cognoscente, en la problemática
del acto de conocimiento (aprendizaje), como el constructor, reconstructor y coconstructor
de una serie de interpretaciones que le ayudan a comprender la realidad, esbozando
el cómo se genera y transforma el conocimiento por medio de la interacción entre
sujeto y objeto del conocimiento, ya que esta comprensión no debe ser una reproducción
de la realidad sino una construcción mediante la perspectiva subjetivista sobre
la realidad descrita.
En cuanto al constructivismo psicogenético piagetiano,
donde se pretende responder a la pregunta epistémica de ¿cómo se construye el conocimiento
científico?, el autor explica que se desarrollaron diversas teorías, de “los estadios”
y “la equilibración”, donde Piaget explica cómo el sujeto construye la realidad
e intenta "matematizarla" progresivamente mientras construye sus propios
esquemas y estructuras (recursos intelectuales) mediante continuos procesos de equilibración
(operaciones compensatorias de diversos tipos) y desequilibración (perturbaciones
o conflictos cognitivos). Piaget se muestra interesado en desarrollar una explicación
del sujeto basada en conceptos biológicos y psicológicos sin descuidar la dimensión
social, y sin duda su planteamiento, como una propuesta epistémica y no educativa,
dio origen " un sinnúmero de implicaciones y experiencias de aplicación en
el ámbito y prácticas educativas como ningún otro paradigma y, sin duda, continúa
abriendo nuevas posibilidades de estudio” (p. 45).
El constructivismo cognitivo, que dejó su impronta
desde los años sesenta del siglo XX, se ha aproximado a posturas más cercanas a
la cognición humana y a una interpretación constructivista psicológica, dejando
de lado la metáfora de la mente como una computadora. El autor hace una breve alusión
a tres vertientes que así lo hicieron: la teoría de la asimilación o del
aprendizaje significativo, de Ausubel, para dar cuenta del proceso de aprendizaje
de significados que realizan las personas en los contextos escolares. La teoría
de los esquemas, con antecedentes en los trabajos de Piaget y Bartlett, construidos
por el sujeto y consistente en unidades molares de conocimiento que representan
las características de clases o categorías de objetos, situaciones, ocurrencias,
etc., desarrollados por Rumelhart, Anderson y otros. La teoría del aprendizaje
estratégico es un estudio de las estrategias cognitivas y de la metacognición
que constituye la explicación científica más valiosa al problema de “aprender a
aprender”.
En relación al constructivismo social o sociocultural
abanderado por Lev S. Vigotsky, el papel de la cultura juega un rol principal en
el desarrollo de los procesos mentales superiores. Más que ser un proceso de socialización
progresivo, es una auténtica participación en distintas prácticas y contextos culturales
cada vez más complejos, ya que el desarrollo social y cultural del individuo depende
de dónde se desenvuelve, aumentando su nivel cultural, siendo capaz de construir
conjuntamente con otros. La propuesta educativa vigostkiana coloca en un lugar central
el concepto de zona de desarrollo próximo, que pone énfasis en el aprendizaje como
una actividad esencialmente social o cultural.
En los últimos años han aparecido dos nuevas tendencias
constructivistas afiliadas al pensamiento posmoderno, el constructivismo radical
y el construccionismo social. El primero ha tenido cierta influencia en la didáctica,
las ciencias y las matemáticas; mente y realidad son enteramente construidas. El
segundo como una crítica feroz a la propuesta del realismo epistemológico como “espejo
de la naturaleza”, la realidad es creada por el lenguaje y éste deja de ser una
mera re-presentación para convertirse en una auténtica construcción por consenso
o convención intersubjetiva. El conocimiento no puede ser trasmitido por otros porque
la construcción es algo individual; sin importar cómo se defina, está en la mente
de las personas, y el sujeto no tiene otra alternativa que construir sobre lo que
él conoce con base de su propia experiencia.
En términos generales considero que el autor
propone que, reconocer la existencia de varios constructivismos nos permitirá
establecer algunas relaciones de comparación y contrastación, del tal modo que
su artículo es un instrumento académico de gran valía, para introducirnos en un
conocimiento más profundo del tema presentado, al mismo tiempo el autor genera
una reflexión en los lectores, particularmente en quienes participamos en la
docencia, a capacitarnos en las diversas áreas del conocimiento como la
didáctica y la pedagogía para evitar que el proceso de construcción del
conocimiento se quede en un simple paradigma de estudio.